Los modelos de financiamiento en educación escolar pública y privada deben considerar, por un lado, ingresos fijos, que cubran los costos propios de su funcionamiento, como sueldos, infraestructura y servicios básicos; y por el otro, deben considerar ingresos variables, por matrícula, que cubran los gastos que aumentan según la cantidad de estudiantes.
El sistema de financiamiento chileno es una anomalía: casi la totalidad del financiamiento depende de la matrícula y asistencia, lo que acarrea complicaciones porque las escuelas deben cubrir costos fijos a partir de un financiamiento variable.
Este sistema tiende a desfinanciar a los colegios, porque enfrentamos un contexto demográfico de disminución de la población en edad escolar y porque le quita recursos a las escuelas que más lo necesitan, perjudicando a las de tamaño pequeño y de contextos difíciles, donde la asistencia es más baja e irregular.
Por lo anterior, proponemos un Nuevo Sistema de Financiamiento que considere ingresos fijos y variables. Esto respondería de mejor manera a la estructura de costos de los colegios públicos y particulares subvencionados, aseguraría recursos desde el comienzo del año escolar y simplificaría los diversos aportes y criterios utilizados hoy.
Este mecanismo se estructuraría por medio de un “polinomio”, es decir, una fórmula que considere una serie de factores para la entrega de recursos: