Hay que flexibilizar la manera en que se certifican conocimientos y también articular los distintos tipos de formaciones. A la vez, hay muchas competencias que se adquieren fuera de la educación formal, a través del ejercicio de una tarea u oficio, y no existen plataformas que las certifiquen.

En esta línea, proponemos:

  • Establecer un Marco de Cualificaciones, que refleje los perfiles técnicos y profesionales que nuestra sociedad necesita, distinguiendo las competencias que otorgan. Dado el exceso de carreras, este marco deberá abordarse muy gradualmente, priorizando los tópicos y programas universitarios y técnicos con mayor demanda laboral.
  • Actualizar la estructura de títulos y grados, facilitando el reconocimiento de estudios previos y la movilidad y continuidad entre distintas áreas.
  • Fortalecer el sistema de reconocimiento de competencias (hoy de responsabilidad de Chile Valora) para incorporar aquellas desarrolladas fuera de la educación formal.
  • Aumentar la cobertura de programas como bachilleratos y college, que son alternativas que permiten trayectorias flexibles. Es absurdo exigirle a una persona de 18 años —que quizá arrastra una formación escolar deficiente— que siendo tan joven elija una carrera definitiva para toda la vida.

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