Formar profesionales en la cantidad y calidad adecuada es el cuello de botella de la educación inicial y, en consecuencia, del pilar fundamental de la nueva generación de reformas educativas.

Alcanzar cobertura con calidad exigirá la formación de 18 mil nuevas educadoras y educadores de párvulos y 23 mil técnicos de aula de mayor nivel profesional que los actuales, eso si queremos alcanzar coeficientes técnicos que se acerquen a los de sistemas educativos con buenos resultados. Hoy, la capacidad para formar estos educadores no supera los 1500 anuales en instituciones y carreras acreditadas. De no mediar medidas radicales, la calidad esperará décadas.

Por ello, es urgente:

  • Celebrar convenios de financiamiento especiales con instituciones y carreras acreditadas por más de 4 años, para expandir su capacidad y calidad de formación, con requisitos rigurosos.
  • Avanzar hacia la profesionalización de técnicos y técnicas en atención de párvulos que egresan de la educación secundaria. Para ello, se requiere ampliar la cobertura de programas de articulación, esto asegura que en el sistema ejerzan técnicos de nivel superior.
  • Profundizar la Beca Vocación de Profesor, ampliando la gratuidad en cualquier nivel socioeconómico a la totalidad de estudiantes que ingresen a educación parvularia y técnico en atención de párvulos. La selección de estas carreras requiere un sistema único de admisión obligatorio, con exigencias de competencias académicas, socioemocionales y vocacionales.
  • Establecer criterios más exigentes de acreditación de las carreras de educación de párvulos y técnicos, que incorporen elementos clave para su desempeño futuro, como: asegurar la vocación y la salud integral compatible con la profesión, el desarrollo en los estudiantes de sus habilidades socioemocionales y la formación en metodologías de enseñanza innovadoras, entre otros. Asimismo, es necesario dar plazos límites para la reacreditación o cierre de las carreras.
  • Generar con urgencia programas de formación continua en innovación pedagógica para educadores y técnicos, priorizando: desarrollo integral de los niños y niñas, y metodologías de aprendizaje a través del juego.

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