Formar profesionales en la cantidad y calidad adecuada es el cuello de botella de la educación inicial y, en consecuencia, del pilar fundamental de la nueva generación de reformas educativas.
Alcanzar cobertura con calidad exigirá la formación de 18 mil nuevas educadoras y educadores de párvulos y 23 mil técnicos de aula de mayor nivel profesional que los actuales, eso si queremos alcanzar coeficientes técnicos que se acerquen a los de sistemas educativos con buenos resultados. Hoy, la capacidad para formar estos educadores no supera los 1500 anuales en instituciones y carreras acreditadas. De no mediar medidas radicales, la calidad esperará décadas.